ODISEA EN EL ESPACIO
¿Hasta dónde podemos llegar?
Desde que el mundo es mundo, desde que el hombre es hombre, el ser humano se ha movido por un propósito: El propósito de ir más allá.
Los homos se extendieron por todo el planeta Tierra, colonizaron los lugares más remotos movidos por ese ímpetu de ir más allá. Nos gusta descubrir lo oculto, como si estuviésemos poseídos por el espíritu de Iker Jiménez, nos gusta dar respuesta a los grandes interrogantes que se nos plantean. Uno de ellos es el conocer, el saber ¿qué hay más allá?
El ser humano no se conforma con dominar lo más accesible, podríamos habernos quedado viviendo en la Tierra como cualquier ser viviente habitante de la misma. Pero no, el ser humano es esa rara avis que no se conforma y siempre quiere más.
Una motivación incansable que ya puso el siglo pasado a los gobiernos a competir por la carrera aeroespacial.
Quizá sea una motivación encubierta en un deseo de control y poder, o quizá nace de una premisa filosófica. Sea por la razón que fuere, siempre queremos más.
Y es que no nos conformamos con poder anochecer en Dubái, y despertarnos en México D.F., ahora Jeff Bezos, quiere amanecer en Texas y tomarse el café viéndonos desde las alturas.
O no simplemente eso, queremos quedarnos a vivir allí arriba, como lo propuesto por el proyecto One Mars. El primer reality show retransmitido desde Marte.
La primera colonia de habitantes en el planeta Rojo, los pioneros que retransmitirían toda su aventura en la conquista del espacio. Eso sí, sin billete de vuelta.
Los tiempos han cambiado, y ya no somos ese homo que luchaba por abrirse paso por los territorios inhóspitos de la Tierra, nuestro propósito cambia, pero sigue siendo el mismo. Una odisea espacial, sacada de la ciencia ficción de Kubrick, pero que de ficción tiene poco.
Todas las películas interestelares que proliferaron en los 70’s y 80’s están cada vez más cerca, no son el futuro, son muy presente. La vida en el espacio está más presente que nunca, nunca antes habíamos vivido en un futuro tan imaginado, y con un propósito claro.
Pero, vuelvo a hacer la pregunta: ¿Hasta dónde podemos llegar?
Y mi respuesta, sacada de la factoría Disney, es clara: Hasta el infinito y más allá.